
Precisiones sobre el Antiguo Egipto y René Schwaller de Lubicz
El antiguo Egipto dejó claras enseñanzas, en sus textos y en la arquitectura de sus templos, sobre las fuerzas y leyes que rigen el universo. Prueba fehaciente de la sabiduría sagrada inscrita en sus obras monumentales la constituye el Templo de Luxor (Amun-Mut-Khonsu), sólo a cuyo estudio, in situ, el adepto y egiptólogo René A. Schwaller de Lubicz (1887-1961) dedicó más de quince años de su vida. La obra cumbre de este autor fue El Templo en el Hombre. Algunos extractos de su legado escrito se exponen a continuación”
“EXISTE EN EL HOMBRE UNA INTELIGENCIA CEREBRAL Y UNA INTELIGENCIA INNATA, LLAMADA "DEL CORAZÓN Si la inteligencia cerebral, que vemos desarrollada en el aspecto animal superior del hombre, está limitada por la frontera impuesta a los sentidos, la Inteligencia del Corazón es independiente y pertenece a este grandioso complejo que denominamos Vida… Con el término “Inteligencia del Corazón”, empleado por los antiguos egipcios, designamos aquel aspecto del hombre que nos permite ir más allá de nuestra limitación animal y que constituye la característica necesaria del hombre humano para dirigirse hacia el Hombre Divino, es decir, el despertar de este principio Original que dormita en cada ser humano”
“Para estar tan seguros de nuestro Conocimiento como lo estamos de nuestro Saber tenemos que buscar la prueba experimental que demuestre que el Espíritu, lo abstracto, se hace concreto por medio de un camino determinado. La Ciencia Sagrada Egipcia afirma que esto es posible y nos lo muestra a través de su “Esoterismo”, el cual sólo está “herméticamente” cerrado para la inteligencia cerebral, y así continuará si no cultivamos otro aspecto de la Inteligencia y otra mentalidad diferente a aquella que está en el fondo del desván de nuestras escuelas.
Todo, absolutamente todo, obedece a este imperativo Divino, un conjunto simple de funciones impuestas al universo. Y ninguna Inteligencia podrá contrariar, ningún poder podrá obstruir este Orden: la Armonía de la Causa Causal a través de la Causa cósmica. La encarnación en el hombre de todas las Necesidades u Órdenes funcionales de la armonía del Mundo es el Templo, donde la Energía creadora original pone en contacto “la Inteligencia del Corazón” de la Consciencia innata con el Universo…
El hombre es una totalidad y por ello él mismo es el Cosmos, la Consciencia en sí, sin reflejo, sin cortes: completada la cadena, el Fenómeno cósmico total… es, pues, producto final del universo, por ser centro de inscripción de la Consciencia, o sea, de todas las “relaciones” vividas a través de los reinos” (Nota del bloggista: Por tal razón al Hombre se le considera un microcosmos)
Existe concordancia porque la Ley de Génesis es idéntica para cada cosa. La duración es relativa, como los diámetros de círculos concéntricos, ciclo en el ciclo. Así pues, el Tiempo en sí mismo no tiene medida, solo es una diferencia de naturaleza la que sitúa en los reinos, es decir, una diferencia de especificación.
“La Cábala egipcia incluye los Textos de las Pirámides y lo que se denomina la historia de la Duat o más comúnmente el Libro de los Muertos. Se trata de la historia del alma, del análisis de disociación de las afinidades, del esfuerzo para no perder el alma, de las consecuencias nefastas o benéficas de los actos del ser vivo. Esta es en verdad la ciencia psicoespiritual. En Egipto se reviste de un carácter de Conocimiento total, basado en una ciencia sacerdotal”
“La enseñanza esotérica sólo es, pues, una "evocación” y no puede ser más que eso. La iniciación no reside en el texto o en el acto, sea cual fuere, sino en la cultura de "la inteligencia del corazón”. Entonces ya no hay nada “oculto” ni “secreto” porque la intención de los “iluminados”, de los “profetas” y de los “enviados del cielo” no es esconder sino mostrar.